Introducción: Richard Osmer en su
libro Teología Práctica: Una
introducción está hablando de una mala experiencia cuando él comenzaba su
ministerio y tratar de implementar un programa de escuela dominical (pp. 3-5). Si el hubiera sabido de la importancia de la Teología Práctica, no hubiera
tenido ningún problema ni errores en esos años. Este es un maravilloso
ejemplo de lo que pasa cuando no sabemos cuál es la importancia de la teología
práctica. Los pastores, iglesias, comunidades religiosas y todos los involucrados
en la religión, todos nosotros estamos relacionados con la teología práctica de
un modo u otro, queriendo o no queriendo, porque la teología práctica está
relacionada con todos los ministerios adentro y fuera de la iglesia.
En este ensayo quiero hablar sobre la atención pastoral necesaria para
ministrar a las vidas de aquellos que han perdido un bebé o un niño, y han
esperado con ansiedad y amor, pero al final no reciben el bebé. Por lo
tanto, vamos a aplicar la teología pastoral en una zona aparentemente fuera de
la iglesia, pero relacionado con el cuidado pastoral. Este cuidado pastoral se
da en todas partes requerido: iglesias, hospitales, ejército, escuelas,
fábricas, comunidades, etc.
La idea en este escrito es aplicar un método enseñado por Debbie
Creamer, Profesora del Seminario Iliff de Denver CO. Este método comienza con
una preocupación teológica específica o determinada en forma de pregunta o
problema. Segundo, hay que describir la práctica. Tercero, hay que hacer una
reflexión y análisis critico sobre este problema. Cuarto, tenemos
que ver qué recursos están disponibles para nosotros y ver cómo podemos
utilizarlos para resolver este problema. El último paso de este
método consiste en hacer una conversación entre esta práctica y todos los
recursos disponibles y ver cómo podemos llegar a resoluciones prácticas o
acciones para resolver este problema.
Preocupación teológica: La cuestión teológica y preocupación he identificado es sobre el dolor
que he visto en muchas personas cuando han perdido a un ser querido, pariente,
o amigo. Por mi posición como pastor, he tenido que estar
cerca de muchas personas que han perdido a un familiar, pariente o amigo y se
que es una situación muy triste e impactante que deja heridas que no sanan de
la noche a la mañana. Los pastores, miembros de la iglesia, amigos,
compañeros de trabajo y otras personas, todos nosotros, que estamos cerca de la
gente que ha tenido la perdida de su ser querido todo ese tiempo del funeral,
pero, que es lo que ellos experimentan después del funeral? ¿El sufrimiento de estas personas terminan con el funeral? ¿Por cuánto tiempo van cargando ese luto y esa pena? ¿qué tan largo será ese tiempo de
sufrimiento? Hasta cuando termina ese sufrimiento?
En el tiempo que estuve trabajando en un hospital,
muchas veces mire a madres llorando porque perdieron sus bebés y experimentaron
un gran sufrimiento. En ese tiempo, mi trabajo como capellán era el orar
por la gente de allí, principalmente el cuidado espiritual de los pacientes de
mi unidad designada, y llenar un formulario en papel para nuestras
estadísticas, hablando de todas las personas a las que servimos como capellanes
y describiendo como termino esa situación con el paciente. Después de eso, dejamos que la gente regrese a su casa y nunca mas los
volvemos a ver. Tengo otra pregunta aquí: ¿El sufrimiento que ellos
tienen por la enfermedad y perdida de su ser querido, ese sufrimiento
desaparece cuando oramos por ellos? ¿Qué pasó cuando estas familias o madres regresaron
a sus hogares? ¿Sus sufrimientos desaparecen o se quedan con
ellos? ¿Cumplí con mi trabajo cuando oré por ellos y los
deje ir? ¿O es que ellos necesitan más ayuda y apoyo, ahora
que están en casa?
Cuando yo estaba pensando en la situación de estas
mujeres y sus maridos que perdieron a sus bebés, y en todo el sufrimiento y las
luchas que tienen después de haber sido dados de alta del hospital, yo pensé
que estas situaciones aparentemente no son mi responsabilidad, pero la realidad
es que ellos siguen sufriendo y como capellanes no estamos allí para ayudar a
aliviar el dolor. Esta situación me abrió los ojos a otro mundo: El mundo del sufrimiento, el mundo de las personas que han tenido
desgracias y necesitan más ayuda y consuelo de lo que podíamos imaginar. Inclusive esta situación tiene muchas implicaciones teológicas: ¿Como capellanes
y encargados del cuidado pastoral, terminamos nuestro trabajo cuando oramos por
la gente en el hospital? ¿El dolor y sufrimiento de esta gente termina
cuando oramos por ellos? ¿Cuánto dura el período de luto y duelo en personas
que han tenido la perdida de un ser querido? Como
capellanes o consejeros, es nuestra responsabilidad el brindar cuidado pastoral
hasta la casa donde viven? ¿Cómo cambia la vida de las personas que tienen
este sufrimiento? ¿Cuándo termina el cuidado pastoral? Además, si pensamos en los niños, ¿por qué las personas pierden sus
bebés? ¿Por qué mueren los niños? ¿Dónde está Dios en esos momentos?
La idea de este trabajo, mi pregunta teológica y la
preocupación es hablar profundamente sobre el servicio de asistencia prestado a
los padres que han tenido un bebé nacido muerto o la muerte de un bebé recién
nacido o un aborto involuntario. Muchos hospitales tienen programas
especiales para el cuidado de los bebés, pero ¿qué pasa con los padres que
pierden a sus bebés? ¿Les damos atención pastoral cuando se les ha dado
de alta del hospital? ¿Cuáles son sus necesidades? ¿Hay seguimientos en sus necesidades cuando salen del hospital? Etc. La verdad es que estas personas no reciben apoyo espiritual ni
atención cuando se han sido dados de alta del hospital. Hay muchas preguntas relacionadas
con esta situación, pero el foco de mi preocupación teológica es acerca de la
atención que los padres y las madres no han recibido después de abandonar el
hospital.
Describir la situación problemática actual: Recuerdo la época en que yo era capellán en el
Hospital General Parkland de Dallas TX durante un año, y todos los viernes yo
era el único capellán en el hospital durante 8 horas, entre las 3 de la tarde
hasta las 11 de la noche. Al principio, muy seguramente por la emoción de estar ahí en esa
posición como capellán, yo pensaba que todo era bueno y que todo estaba bien,
porque yo disfrutaba de mi tiempo allí en el hospital. Después de unas semanas, comencé a ver todas las situaciones en el área
de recién nacidos. Cuando teníamos un recién nacido, todo era
felicidad, pero cuando perdíamos a algún bebe, yo tenía que estar allí por mi
responsabilidad como capellán y debía consolar a los padres y orar por ellos.
El trabajo era sencillo y cómodo, solo había que orar por ellos. Muchas veces mire el dolor de una madre que al final de su embarazo les nacía
su bebé muerto, y en otras ocasiones, otras mamas perdían su bebé en un aborto
involuntario.
En este punto creo que es importante aclarar que no
estoy hablando del aborto voluntario. El aborto es un derecho legal que tienen las mujeres a interrumpir su
embarazo voluntariamente, por el motivo que este sea. En este escrito voy a
hablar sobre el aborto espontáneo o aborto involuntario debido a que el enfoque
de este trabajo se relaciona con el sufrimiento o el dolor de los padres que
tuvieron un bebe nacido muerto. A los bebés nacidos antes de tiempo o bebés
prematuros, también se les llama embriones o fetos. Yo respeto la decisión de
la mujer o la decisión de la pareja, cuando estos han decidido el practicar un
aborto voluntario. Si ambos en la
pareja, o la mujer, han decidido por el aborto voluntario, es una decisión que
ellos están tomando, sin importar las razones que los lleven a tomar esta
decisión, en este momento ella o ellos están decidiendo sobre el aborto. Sí, hay
dolor en esta situación, pero no se puede comparar con el dolor y el
sufrimiento de una mujer o de los padres que están esperando ansiosamente la
llegada de su bebé, y este no llega! Por eso voy a hablar sólo sobre el aborto
espontáneo, también llamado aborto involuntario.
Reflexión y análisis
critico sobre este problema: Hablando de mi experiencia como capellán en el Hospital General Parkland
en Dallas TX, un hospital inmenso, siempre al servicio de la comunidad por la
cantidad de gente que ahí llega. Cada hospital tiene un lugar importante en cada
ciudad, porque las personas que necesitan ayuda medica llegan a estos lugares
con desesperación buscando ayuda en medio de su crisis o enfermedad. Vi que
nunca en un hospital se puede dormir, porque siempre hay movimiento en cada
área las veinticuatro horas del día. Los médicos y las enfermeras están muy
involucrados en sus responsabilidades y hay mucha gente en el hospital,
incluidos los pacientes y sus familias. Además, gran parte del
tiempo no hay contacto entre los médicos y las enfermeras con los pacientes o
sus familias. La razón es porque el capellán tiene una gran responsabilidad ya que está
en medio, entre los trabajadores médicos y los pacientes, incluidos, sus familiares.
La mayoría de los hospitales en los Estados Unidos,
y algunos pocos hospitales en México, cuentan con un Departamento de Atención
Pastoral, o Unidad de Cuidado Pastoral u oficina de capellanía, y a través de
esta oficina se ofrece cuidado pastoral o apoyo espiritual a todos los
pacientes y sus familias. Además, hay una capilla, que es un lugar similar a
un templo, santuario o catedral, un lugar espiritual, donde la gente puede ir
con deseo de pasar tiempo orando o meditando o en presencia de Dios o con ellos
mismos, meditando. Los pacientes regularmente no pueden ir a estos
lugares, pero los capellanes están ahí en hospital precisamente para visitarlos
y darles el cuidado espiritual que ellos necesitan. Caso
contrario con los parientes, familiares o amigos, ellos tienen la libertad de
ir y buscar el apoyo espiritual que necesitan en esos momentos, y la capilla
esta disponible para ellos.
Los capellanes son los que realizan el cuidado
espiritual en el hospital. Ellos brindan el apoyo espiritual y apoyo que los
pacientes y sus familias necesitan. Sin duda, los capellanes tienen una gran
responsabilidad en la curación de las personas, porque en su trabajo se unen
las áreas de lo espiritual y la salud física de los pacientes. Esta área se encuentra bajo la teología práctica y la gente con una rica
espiritualidad lo desarrolla. No importa cual tradición religiosa o denominación,
siempre habrá gente en los hospitales que requieren apoyo espiritual. Diferentes creencias y tradiciones religiosas están presentes en la vida
de un hospital y los capellanes tienen la responsabilidad de atender a cada
persona de acuerdo a sus necesidades respetando su religión y prácticas
espirituales. Esto nos habla de la apertura de pensamiento, madurez,
conocimiento y crecimiento espiritual de cada uno de los capellanes. Para
algunos, piensan que debí de haber incluido la palabra cristiano o
cristianismo, o algo relacionado con esto; pero la realidad no la incluí porque
en Estados Unidos hay capellanes de todas las religiones y denominaciones
posibles. Es de esta manera porque cada paciente en un hospital tiene un
trasfondo religioso diferente. Esta es la diversidad que se vive en nuestros
vecinos del Norte.
La muerte de bebés o de personas es algo que no respeta las tradiciones
religiosas, ni la edad de la gente, ni el color de la piel o sus idiomas. La muerte
de los bebés es una cruel realidad en todos los hospitales, y por consecuencia,
hay muchas madres y padres que sufren por ello. Hay muchas implicaciones
teológicas de la muerte de los bebés, ya que un bebé significa la felicidad y
la esperanza de una madre o de una pareja. Los padres, madres y
esposos están esperando ansiosamente la llegada del bebé, y en esta situación
el bebé no llega porque hubo problemas inesperados, y resultaron con la muerte
de un bebe. Cada religión o denominación tiene sus propias ideas sobre el
porque Dios permite la muerte de los bebes; mi interés no es hablar sobre este
tema (en si es un tema para otro escrito!), sino de la realidad, la muerte de
estos bebes que ocasionan sufrimiento a las vidas de las madres o padres.
El embarazo puede ser un momento difícil para muchas mujeres o parejas,
pero lo peor viene cuando pierden su bebé. Muchas veces hay
problemas desde el primer mes, otras veces los problemas llegan al final de la
gestación, y ambos de los casos se pierden los bebés antes de nacer o cuando
nace. Esto es una tragedia para los padres, sobre todo para las madres. Después de
la muerte del bebé, los padres o madres tienen que pasar un corto tiempo en el
hospital y preparar el funeral de su bebé. En estas circunstancias el
hospital se convierte en una de las peores experiencias de sus vida. Aquí es
cuando los capellanes tienen que estar presentes y dar la ayuda y el apoyo
necesarios para esa situación. Los padres que han perdido un hijo inesperadamente necesitan atención
pastoral importante para ayudar a mitigar el dolor y sufrimiento en su tiempo
de luto.
Identificación y utilización de recursos: Ahora es importante mencionar algunos de los recursos disponibles para
el análisis, el estudio y las soluciones necesarias a esta necesidad. Aunque
estemos hablando de la teología practica, o de la aplicación de métodos en el
análisis de un problema, lo mas importante es la problemática descrita porque
ahí es donde hay vidas que están pasando por el dolor y sufrimiento. Hay muchos
tipos de recursos disponibles: recursos humanos, instalaciones, programas,
recursos espirituales o religiosas, incluso recursos de tipo financiero, etc. Sin
embargo, quiero centrar mi atención sólo en los siguientes recursos disponibles
para el análisis de esta problemática: Hospitales, departamentos de cuidado
pastoral, capellanes, familias y parientes, iglesias , grupos de apoyo, lugares
sagrados y sus líderes.
Los hospitales son el lugar donde suceden muchas cosas. Mucha gente
llega allí con la crisis, enfermedades, problemas de salud, o accidentes, y con
ellas llegan los familiares, parientes o amigos a acompañarlos en esos
momentos. Sí, los hospitales están cumpliendo con las necesidades médicas de todos
los pacientes, pero también están haciendo más cosas. No podemos generalizar,
pero la mayoría de los hospitales cuentan con una oficina de ayuda financiera
para apoyar a quienes tienen menos recursos disponibles, tienen traductores,
trabajadores sociales, apoyo y ayuda especial con las enfermeras y otras
personas. También hay programas especiales en diferentes áreas, y muchos
hospitales tienen una unidad, oficina o departamento de Pastoral o Capellanía. Esto
demuestra que los hospitales no están sólo interesados en el área médica,
sino que también están interesados en la curación total de los pacientes. Es
decir, se mira la salud de los pacientes de una manera integral.
Muchos hospitales tienen una unidad de cuidado Pastoral con muchos
capellanes o personas a cargo, gente con una rica espiritualidad y de
diferentes tradiciones religiosas. Todos estos capellanes o consejeros, o pastores,
etc. están dispuestos a dar el apoyo pastoral y atención espiritual a todas las
personas en el interior del hospital. Los capellanes tienen la
responsabilidad de visitar a la gente de cada unidad, o área, o piso y ver
cuáles son las necesidades de la gente; también, los capellanes están ahí para
ayudar y apoyar a las personas en sus necesidades espirituales. Muchas de
estas personas van a morir, y antes de morir se requerirá una gran cantidad de
atención y apoyo, así como a sus familias, que sufren junto con sus enfermos. No importa
lo que está pasando con la gente, los capellanes están allí porque son un
recurso ofrecido por los hospitales.
Muchos hospitales tienen un programa especial llamado Hospicio, donde se
ofrece una atención especializada a las personas que están muriendo o que están
sin esperanza, o que han sido desahuciados por la ciencia medica y los médicos. Los
pacientes en esta unidad pasan sus últimos días de su vida llenos de cuidados y
atenciones en esa unidad de hospicio o en el área de cuidados intensivos. Sin duda, estas
personas están muriendo y necesitan cuidados especiales, ellos y sus familias
necesitan ayuda y apoyo. Los hospitales a través de este programa ofrecen atención a los
pacientes y sus familias de diferentes maneras. Hay muchos hospitales que
ofrecen el cuidado pastoral, incluso cuando el paciente regresa a casa. Bajo este
programa, las enfermeras y capellanes van a las casas de estos pacientes y les
dan la atención y el apoyo espiritual que necesitan. Esta es una de las
ventajas de estar dentro de este programa, que quienes están, reciben apoyo
espiritual en medio de su dolor y sufrimiento, en el hospital o en sus hogares.
La familia de un paciente, ya sea familia cercana o familiares lejanos,
incluso los amigos íntimos y personales del paciente, en otras palabras, todas
esas personas alrededor del paciente, son otro de los recursos disponibles en
este caso. Estas personas están con sus pacientes todo el tiempo dentro del
hospital para darles ayuda y apoyo y acompañarlos en sus últimos momentos. En el libro
de Esteban Montilla y Medina Ferney, "Cuidado
Pastoral y Consejería con los latinos / as: Cuidado Pastoral creativa", (aunque
está enfocado a los Latinos), tiene muchas ideas que se podrían aplicar en el
cuidado pastoral a todo el mundo que nos rodea , no importa la raza o color de
la piel o el idioma. Montilla dice que la familia, los parientes, los amigos, la gente de la
comunidad en torno a la atención de asilo o el paciente, cada uno de ellos es
un agente de curación (p. 43). Este punto es importante porque la familia y la comunidad son
importantes en la recuperación de las personas que han sufrido una pérdida y se
encuentran en un momento de duelo.
Las iglesias y las comunidades religiosas son otro recurso. Los
llamamos iglesias, congregaciones, grupos de fe, santuario, templos, capillas, etc.,
aunque los llamamos de muchas maneras, estos lugares sagrados son llamados a
ser luz para toda la gente que está sufriendo. Las madres y los padres
que han perdido un bebé necesitan el apoyo espiritual de sus propias
congregaciones. Cada iglesia tiene diferentes programas de acuerdo a sus propias
necesidades y el enfoque de ministerio. En estas comunidades
también tenemos líderes: pastores, sacerdotes, predicadores, etc. todos ellos
son líderes religiosos y tienen la capacidad para dar asesoramiento o consejería. También hay
consejeros profesionales y otros recursos en la comunidad donde las iglesias
son, por ejemplo: psicólogos, trabajadores sociales, los programas de la
comunidad, grupos de apoyo, etc.
Conversación entre la problemática
teológica y los recursos disponibles: Creo que tenemos que unificar todos los recursos disponibles y trabajar
juntos en el cuidado pastoral y el apoyo necesario para las madres y padres que
han perdido a sus bebés. Cuando usted ha tenido una experiencia traumática en un hospital o la
pérdida de alguien, seguramente usted va a necesitar mucho tiempo para la
recuperación. Christine Longaker en su libro Facing
Death and Finding Hope: Una guía para el cuidado emocional y espiritual de
los moribundos, (Titulo
en Ingles) nos muestran su experiencia después de que murió su esposo, como el
más difícil período de su vida (p. 12). Entonces, ¿Podríamos
imaginarnos el dolor de una madre que ha perdido a su bebé? Hospitales,
Unidades de cuidado pastoral, capellanes, iglesias, líderes religiosos, la
familia y la comunidad, cada uno de ellos tiene un papel importante en la
recuperación de aquellos que han perdido a sus bebés.
Carrie Doehring en su libro La
Práctica de la Atención Pastoral: Un enfoque posmoderno, ella menciona que como capellanes o consejeros
tenemos que interpretar las señales emocionales o estados de animo de la
persona que esta necesita el cuidado pastoral (p.39). Este punto es importante
cuando se trabaja como capellán en un hospital. Si una madre perdió a su
bebé, hay que ver como esta su estado emocional y si necesita más ayuda! Sí ella va
a ir a casa porque el hospital ya le dio su salida, pero ella no está bien
internamente o psicológicamente, ella necesita ayuda! Ese es uno de los puntos
que debemos verificar como capellanes o consejeros y ver como podemos
proporcionar la ayuda que esta persona necesita. Doehring también habla de
una evaluación psicológica que tenemos que hacer para que podamos encontrar el
tipo de pérdida o área dañada y la fase del duelo (p. 71) que está
experimentando o magnitud del dolor o sufrimiento. Entonces tenemos que
hacer un plan de atención o el cuidado pastoral requerido (p. 133). En este
plan, las madres o los padres necesitan más entrevistas, consultas, reuniones,
o visitas, inclusive después de estas mujeres dejan el hospital. Por lo
tanto, tenemos que encontrar formas de ayudarles en su tiempo de luto y puedan
mitigar lo mas pronto posible ese dolor y sufrimiento ante la perdida de sus
bebes.
Rebecca M. Radillo en su libro Cuidado
Pastoral: Contextual y Global, habla sobre el significado del
cuidado pastoral desarrollado por los pastores y capellanes, la función de los consejeros
y capellanes, y charlas sobre el cuidado pastoral en tiempos de crisis (p. 83). Estos temas
son importantes en el desarrollo y la recuperación de estas mujeres y de los
padres que han perdido a sus bebés. Cuando entran en una época de crisis, van a
necesitar la ayuda y la perspectiva de un profesional en el área de
asesoramiento.
Es bueno saber que los hospitales están dispuestos a ayudar a aquellos
que han perdido a alguien, pero es necesario hacer aún más. Luz M.
Rivera Miranda en su libro Capellanía Institucional:
Nociones básicas de Capellanía, habla de la importancia de un capellán en el programa de hospicio, no
sólo con paciencia que se requiere con el paciente, sino también con la familia
(p. 104). Necesitamos que los hospitales ofrezcan más programas hacia afuera, con
la gente que ya esta en sus hogares o en sus casas y que están sufriendo.
El programa de hospicio es un programa maravilloso y nos podría dar
alguna ayuda a crear programas especiales para las madres y padres que han
perdido a sus bebés. Estos padres o las mujeres que han perdido a sus bebés, reciben apoyo
sólo en el hospital. La responsabilidad de los
capellanes adentro de los hospitales es el ir a visitar dentro del hospital a
estas madres que perdieron a sus bebes, en su visita oran por
ellas y entonces, esta gente sale del hospital a sus casas, y ya no reciben
ningún tipo de apoyo espiritual o pastoral porque ya no están en los hospitales. Esta es la
gran diferencia entre estas personas que perdieron a sus bebés y las personas
en las unidades de cuidados paliativos de los hospitales o que están dentro de
los programas de hospicio. Los pacientes bajo este programa de hospicio y sus familias pueden tener
cuidado pastoral en sus hogares, pero las personas que perdieron a sus bebés y que
acaban de salir del hospital y se han ido a sus casas, ya no reciben el mismo
apoyo, y nadie se vuelve a acordar de ellos ni de su dolor y sufrimiento! Sufrimiento
y el dolor que se prolonga durante mucho tiempo y que no
le estamos dando importancia por el hecho de estar afuera del hospital!
Las familias, parientes y amigos son recursos importantes para la
recuperación de estas madres y padres, pero todas estas personas necesitan
saber cómo pueden ayudar. Algo que los capellanes hacer bajo el programa de hospicio es capacitar
a todas las personas alrededor del paciente, cuando están en casa, para que todos
ellos sepan cómo pueden ayudar en ese entorno fuera del hospital. Este es un
ejemplo de una de las cosas que se necesitan para estos padres y madres que han
perdido a sus bebés. Ellos necesitan un ambiente cálido donde todo el mundo alrededor de
ellos ayuden en la recuperación y hagan que pronto ellos participen en las cosas
de la vida cotidiana, con el resto de la familia, hijos, parientes, vecinos y
amigos. Muchas veces ellos sólo tiene que acompañar a las personas en luto la
mayor parte del día y no dejar que se llenen de ansiedad y depresión; y esto es
muy difícil de realizar pero a la vez es muy importante. Julie
Yarbrough dijo en su libro Más allá del
Corazón Roto: Un viaje a través del dolor, confirma esto diciendo que estas
personas que han perdido un ser querido muy seguido muestran rechazo,
frustración y aislamiento (p. 42).
En el libro Teología Práctica: Una Introducción de Richard R.
Osmer, encontré una cita que me llamó la atención: "El cuidado pastoral,
por tanto, va más allá de la tarea de curación, o de sostener y guiar a las
personas en su necesidad ... Por el contrario, se preocupa de la red de relaciones y sistemas que
crean el sufrimiento, realiza esto a través de los ministerios de apoyo
compasivo, ayudando a la gente a vencer el sufrimiento, y se enfoca al cuidado
total de la persona y la liberación total de sus sufrimientos"(p. 16). Si creemos
esto, entonces tenemos que hacer más que lo que hemos hecho. Creo que
los hospitales, los capellanes, los consejeros, psicólogos y los sistemas
médicos tiene que hacer más que ellos han estado haciendo. Estas
madres y parejas que han perdido a sus bebes necesitan más ayuda, las personas
requieren mas atención y cuidado pastoral, y todos los que estamos alrededor de
ellos tenemos que estar preparados para hacerlo.
Como soluciones a la problemática teológica presentada en este escrito
tengo dos propuestas o sugerencias. Digo sugerencias porque en este momento no estoy involucrado
en la capellanía, y por lo mismo esta fuera de mi alcance, pero hago esta
propuesta porque conozco esta área. La primera propuesta, es la designación de un capellán
para visitar los hogares, hacer seguimiento a las familias y ministrarles en
sus propios hogares a las personas o persona que tienen la pérdida o muerte de
algún familiar después de haber estado en algún hospital. En este
punto, estoy incluyendo a las mujeres y padres que perdieron a sus bebés, de
esta manera ellos podrían recibir el apoyo espiritual y pastoral que necesitan
y que no están recibiendo en estos momentos en sus hogares. Obviamente,
esto requiere ciertos arreglos y añadir más responsabilidades a los capellanes. Si esta aplicación
fuera posible, estas mujeres y padres tendrían un mayor apoyo y ayuda en la
forma que están superando la muerte de sus bebes. Además, también recibirían mas rápido ese alivio de su dolor
y sufrimiento.
La segunda propuesta es que los capellanes en el momento en que están
orando por la mujer o por los padres, podría pedirles alguna información acerca
de su vida religiosa, a que iglesia pertenecen, si es que pertenecen a alguna,
o de que religión son, o de que denominación, etc. Por lo tanto, cuando la
mujer que perdió a su bebé salga del hospital, la oficina o departamento de
cuidado pastoral del hospital podrían llamar el pastor, sacerdote o líder
religioso de la iglesia donde pertenecen o a algún líder religioso de esa
denominación si es que no se congregan en ningún lugar, y darles la información
de la mujer o de los padres, y estos líderes religiosos podrían dar el seguimiento,
atendiendo a su propia gente en el peor momento que estas personas están
pasando. Esto definitivamente también ayudaría
al crecimiento de estas congregaciones.
Creo que estas problemática que viven estas mujeres
y padres que han tenido la perdida o
muerte involuntaria de sus hijos tendrían mas herramientas y opciones que les
ayuden a superar esta etapa de dolor y sufrimiento, si tan solo recibieran ese
cuidado pastoral después de haber salido del hospital. La perdida de un hijo es
irreparable y el proceso de recuperación es largo; incluso para muchos de ellos
la vida nunca vuelve a ser la misma. Gracias a Dios que hay mas recursos
disponibles y en medio de todo eso vemos como Dios sana estos corazones a
través de personas que toman con responsabilidad ese cuidado pastoral ya sea
dentro de una iglesia o como los capellanes dentro de algún hospital u otro
lugar donde hay gente con necesidad de un toque de Dios. Dios nos ayude en este
ministerio!
Bibliografía:
- Doehring, Carrie. La Práctica de la Atención Pastoral: Un enfoque posmoderno. Louisville, Kentucky: Westminster John Knox Press, 2006.
- Longaker, Christine frente a la muerte y encontrar esperanza: Una guía para el cuidado emocional y espiritual de los moribundos. Londres: Cox y Wyman, 1997.
- Montilla, Esteban Medina y Ferney. Cuidado Pastoral y Consejería con los latinos / as: Cuidado Pastoral Creativo. Minneapolis: Fortress Press, 2006.
- Osmer, Richard R. Teología Práctica: Una introducción. Grand Rapids, Michigan: Eerdmans, 2008.
- Radillo, Rebeca M. Cuidado Pastoral: Integral e contextual. Grand Rapids, Michigan: Libros Desafío de 2007.
- Rivera Miranda, Luz M. Capellanía Institucional: Nociones básicas de la capellanía. Serie Ministerio. Nashville: Abingdon Press, 2010.